Una vez, dos veces, tres veces, la primera muy cerca del lugar donde nací,
y llegaron a ser hasta nueve veces, la octava,
fue como en una santa ciudad, recuerdo aquella muñeca encorbada,
la mandíbula apretada, y los dedos en en los lugares correctos.
¡Que previas!, ¡que tardes aquellas!, y ¡que noches esas! si solo hubiera llegado el
amanecer en una décima vez, para decirte solamente "que placer",
pero esta vez la rosa no llego.
Se murió en la puerta, desvaneciéndose lentamente y cambiando su color hacia
un brillo opaco, pero que en fin nunca dejo de ser brillo.
Y por eso le dedico este poema al cielo, porque nunca podría ser capaz de encontrarte.
"En paz llegaste"
Nos dejaste, de la manera en que yo volví,
tan rápido que ni el susto nos pudo alcanzar.
Me conociste, a la manera que
sabias que iba a terminar.
¡Si el cielo cayera un día mas tarde,
para volver a escuchar!
No era intención, no fueron casualidades,
fue magia de estrellas, siniestra sorprendida.
Arreglos que solo dios podía llegar a escuchar,
bajo del cielo, para verte a vos arriba del
pedestal que lo levantó.
Tomo tu sonido como personal, y lo despertó en un cañaveral.
Fuego de ti salió para darle vida a su corazón.
Instinto natural de darle purezas a una armonía
inalcanzable para cualquiera.
Solo uno que dá sería capas de despertarlo.
Eras como el quinto elemento para terminar una tempestad.
Así fue que a él lo pudiste curar.
Es tan doloroso, pensar que solo puede agradecerte
escuchándote dentro de él.
No quería esperar, pero vos sabias que iba a llegar así como fue.
Sos hasta el día de su fin,
su música por los tiempos de los tiempos.
Sos la melodía de su cien, que quiere y
siempre querrá tu izquierda por los siglos de los siglos.
Gracias por todos tus regalos Qπ
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